jueves, 18 de marzo de 2010

¡Nick logra sin brazos ni piernas una vida plena!

CAMBIO DE ACTITUD


A veces se sentía tan deprimido que no quería ir a la escuela para no enfrentar las situaciones difíciles y dolorosas que allí vivía. Pero sus padres lo animaron a ignorar las agresiones y a saber reconocer a los verdaderos amigos. Aunque conversaba al principio con poco niños, pronto el resto de los estudiantes comenzaron a verlo como uno más de la clase. “Dios me bendijo con muchos nuevos amigos”, recuerda Nick.

La adolescencia fue conflictiva, con momentos de dolor y de enojo por no poder modificar su condición física. En su interior había una lucha entre el conocimiento del amor de Dios y la realidad de su condición. “¿Es que yo hice algo malo?”, le preguntaba a Dios sin respuesta.

A la edad de 15 años tuvo una experiencia que cambió radicalmente su vida. “Leí un pasaje de la Biblia que relata que 'al pasar vio Jesús a un ciego de nacimiento y sus discípulos le preguntaron: Maestro, qué pecados son la causa de que este haya nacido ciego, los suyos o los de sus padres? respondió Jesús: No es por culpa de este, ni de sus padres; sino para que las obras del poder de Dios resplandezcan en él'. Creí de verdad que Dios me sanaría para que yo pudiera ser un gran testimonio de su poder”, dice Nick.

Después de rogar ardientemente pero en vano por unos brazos y unas piernas, el joven se dio cuenta que sus logros superando sus enormes limitaciones eran la inspiración de muchas personas, y en su interior nació un profundo agradecimiento a Dios por estar vivo y encontrar un sentido en su vida. “Comprendí que si nosotros oramos por algo, si es la voluntad de Dios, sucederá en su tiempo. Si no es voluntad de Dios, no sucederá… pero yo sé que El tiene siempre para nosotros un bien mayor que el que le pedimos”.

Con diecisiete años comenzó dar charlas al grupo de jóvenes de su iglesia con el que se reunía a orar, e inició una organización sin ánimo de lucro.

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